En este estadio la afición viguesa pudo disfrutar de los primeros éxitos de un Celta que se alzó en varias ocasiones con el Campeonato Gallego. Por las instalaciones de Coia también se dejaron ver equipos de la talla del West Ham inglés, o selecciones como las de Uruguay, que posteriormente se proclamaría campeona olímpica en París.
Despojado de sus derechos. El reconocimiento del profesionalismo en el fútbol español (julio de 1926) motivé la creación del Campeonato Nacional de Liga con objeto de incrementar las recaudaciones. La lucha entre minimalistas y maximalistas, que querían un campeonato entre los seis campeones de España o un número más amplio de participantes, se cerró con la ampliación a diez equipos en la primera Liga. El criterio selectivo estableció que participasen los seis clubes que habían sido campeones de España y los subcampeones.
El Celta argumentó que era heredero de los derechos del Real Vigo Sporting y del Fortuna. El primero había sido subcampeón en el año 1908. Esta fácil solución fue discutida y no aprobada en la votación que se realizó en la Asamblea federativa. Al Celta no se le reconoció un derecho que sin embargo sí se le había reconocido a la Real Sociedad como continuador del Club Ciclista de San Sebastián. Para cubrir la décima plaza, se organizó un torneo y el Celta tras eliminar al Sporting gijonés, 3-2, cayó derrotado ante el Sevilla(1-2).
Nuevamente se le priva del ascenso. De nuevo tuvo posibilidad el Celta de ascender en la temporada 1933-34. La federación había encargado a una ponencia la ampliación de la Primera División. Los ponencistas decidieron, mediante un complicado sistema de puntuación y eliminatorias, que la Primera División se ampliara en cuatro equipos. Entre los clasificados se encontró el Celta, que derrotó en la eliminatoria decisiva al Zaragoza. No obstante, la Asamblea Federativa reunida en San Sebastián el 17 de julio de 1934, decidió reducir la ampliación a dos clubes y el Celta quedó nuevamente privado de actuar en la División de Honor. Ascendieron a Primera División el Sevilla y el Athletic de Madrid, campeón y subcampeón de la Segunda División. Se perdonó el descenso del Arenas que, como mal menor, debería haber jugado la promoción.
Tanta insistencia antiviguesa posiblemente fuera motivada por los incómodos desplazamientos que debían realizar los jugadores de los conjuntos poderosos para actuar en Vigo, los gastos que ocasionaba a los clubes el desplazamiento y la pérdida de jornadas laborales de algunos futbolistas que todavía eran semiprofesionales. Por segunda vez se le negaba al Celta figurar entre los principales equipos del fútbol español. En el inicio de los 40´s, el Celta encajó sus derrotas más contundentes - 0-5 ante el Oviedo en la temporada 43-44, y 10-0 ante el Bilbao en la 41-42 -. Sin embargo, a finales de los 40 e inicio de los 50 escribe una de las páginas doradas de su historia. En ese equipo formaban Miguel Muñoz, Pahiño y Juanito Vázquez. Balaídos asistía a goleadas espectaculares frente a rivales como Athletic, Zaragoza, Sporting e incluso ante su eterno rival, el Deportivo. La década de los 60´s fue una etapa negra para la historia del Club, que militó en Segunda División. Los 70´s fueron años de irregularidad para el Celta.
Descensos y ascensos se sucedían altenativamente. En este Celta se alinearon algunos de los hombres que más veces han vestido la elástica celtiña. Jugadores como Manolo, que se sentó en el banquillo en la temporada 87-88, o Pepe Villar, que se ha mantenido ligado a la entidad dentro del cuerpo técnico. En los 80, el equipo milita más campañas en Segunda que en Primera, pero llegan los 90 y con la década los éxitos. La final de la Copa de 1994 marcó el punto de inflexión en la historia del Celta.Tras perderla, el Celta ha mantenido una trayectoria ascendente batiendo todos los mejores registros históricos.
La devoción celtíña tuvo recompensa. En pleno verano de 1995, cuando todo lo relacionado con el fútbol descansaba o iniciaba la pretemporada, explotó uno de los mayores escándalos que ha vivido la Liga española. Durante la madrugada del 31 de julio al 1 de agosto la Liga Nacional de Fútbol Profesional (LNFP) decidió no inscribir al Celta y al Sevilla, castigándoles con el descenso a la Segunda División B por no entregar en el plazo previsto la documentación exigida por a Ley del Deporte.
La no presentación de dos avales, uno de 45 millones por parte del Celta y otro de 85, caso del Sevilla, fueron el detonante de dicha decisión. A partir de ese momento, y durante 15 días, las dos ciudades se echaron a la calle para protestar contra la medida tomada. Mientras, Albacete y Valladolid, hablan sido los beneficiados ocupando las dos plazas que dejaban vacantes el conjunto celeste y el sevillista. Tras dos semanas de tira y afloja, la Liga Nacional de Fútbol Profesional decidió readmitir a celtiñas y sevillistas, sin descender a Valladolid y Albacete, por lo que la División de Honor quedó ampliada a veintidós equipos.
La indumentaria
Los cambios producidos en el Club a través del tiempo abarcaron todos los aspectos, incluso la indumentaria. El escudo del Real Club Celta pasó por tres etapas claramente diferenciadas. En un primer lugar, el escudo era de color rojo, exactamente igual que la elástica que por aquella época vestía. La asamblea constituyente del Real Club Celta de Vigo aceptó como escudo del nuevo Club el formado por las dos "C" iniciales de "Club" y "Celta", dibujadas en blanco y situadas sobre fondo azul celeste. Posteriormente se añadirían al escudo la corona y la cruz de Santiago. La corona y el título Real desaparecieron, lógicamente, con la República.
Con el paso de los años, las tendencias de la moda obligaron a los mandamases de la escuadra celeste a cambiar el color de su indumentaria, pasando ésta a ser de color azul marino. De este modo, el escudo también pasó a cambiar de color, abandonando el antiguo rojo para pasar a predominar mayoritariamente el azul. Siguieron pasando los años y el escudo se mantuvo sin ningún tipo de modificaciones. Las posteriores directivas prácticamente no hicieron ninguna variación en el diseño, excepto bajar la tonalidad del azul al celeste que predomina hoy. La última modificación fue la ornamentación del escudo rodeándolo con la tradicional cruz de Santiago. Es con esta fisonomía con la que el escudo celeste ha llegado hasta hoy.